viernes, 1 de marzo de 2013

Una visión del futuro desde la biotecnología.

La biotecnología, con su enorme capacidad de utilizar seres vivos o partes de seres vivos para dar respuestas a las crecientes necesidades socioeconómicas en el campo de la salud, la alimentación, la energía y el medio ambiente se constituye en la biotecnociencia de la bioeconomía y en su motor productivo: la biofábrica transgénica.
Los recursos naturales ya  no son inagotables. El mundo enfrenta grandes problemas como: el aumento de la población mundial aproximándose a  la “carga máxima de la tierra”, fuerte incremento en la demanda de energía y alimentos, aumento de la contaminación producto de la mayor cantidad de habitantes y de la actividad humana, una peligrosa acumulación de gases en la atmósfera, agotamiento de la energía fósil-extractiva antes abundante y barata, y un declive constante de la diversidad biológica ante la apropiación de más espacios físicos por el hombre. No es de extrañar entones la cantidad de crisis económicas de los últimos años. Todas estas crisis se originan en el agotamiento de modelos económicos de producción y consumo cíclicos montados sobre la base de que los recursos naturales son inagotables. 
La Bioeconomía
En el contexto planteado resurge el modelo económico concordante con las leyes de la naturaleza: la bioeconomía de Nicolás Georgescu-Roegen de la mano del avance de su biotecnociencia, la biotecnología, y su motor productivo la biofábrica transgénica no contaminante (fotosintética y catalizada por enzimas). Hoy podemos redefinir a la bioeconomía como una economía basada en la biotecnología que utiliza  materias primas renovables y su acervo de 65 millones de genes para dar respuestas a la demanda de energía, alimentos, salud y cuidado del medio ambiente, generando a su vez trabajo e ingresos en forma sustentable. Los  millones de genes conocidos y la ingeniería genética crean las bases  para una nueva  matriz económico-productiva sustentable tendiente a  restablecer las pautas perdidas en  la naturaleza y hacer posible un nuevo equilibrio en la tierra. 
Procesos biotecnológicos.
La biotecnología centra su accionar en los procesos íntimos de la biología molecular  para poder hacer investigación de punta descubriendo y descifrando fenómenos y mecanismos aún no conocidos, sembrando las bases de futuros usos prácticos de sus investigaciones. Luego se traduce el resultado de aquellas investigaciones en productos o servicios que signifiquen mejorar y hasta extender la vida de las personas, alimentarlas mejor, sanear ambientes contaminados, eliminar hierbas y pestes que reducen el rendimiento de las cosechas, crear sistemas de diagnóstico nuevos, más sensibles y exactos, medicamentos específicos y extremadamente eficientes para el tratamiento de enfermedades críticas que no tienen hoy medicinas para combatirlas, desarrollar especies animales resistentes a enfermedades o que puedan convertir más eficientemente su alimento en kilos de carne, o en litros de leche, etc. Generados esos productos y servicios, los biotecnólogos desarrollan  y aplican sistemas para producirlos eficientemente, de forma reproducible, económicamente rentable,  con la calidad y consistencia necesarias para dar respuestas  a las necesidades de la sociedad. Finalmente generan las empresas destinadas a producir y comercializar esos productos, consiguen las aprobaciones legales y regulatorias necesarias para poder efectivamente llevar los productos al mercado, obtienen la protección comercial a través del uso de la propiedad intelectual, los venden en un ambiente de competencia extrema y de cambios continuos y profundos, generan una línea de sucesión para los productos de modo de tener una compañía viable en el largo plazo y no una de un negocio solamente, evalúan a factibilidad técnico económica de nuevos desarrollos…
El biotecnólogo  realiza esas cuatro tareas: investiga en biología molecular, desarrolla nuevos productos y servicios, establece la forma de producirlos eficientemente en cantidad-calidad y, genera las empresas para su producción-comercialización en cuatro áreas básicas: salud, alimentos, energía y medio ambiente. 4 tareas x 4 áreas, 16 posibilidades de participación, 16 oportunidades de ser protagonistas de la gran revolución biotecnocientífica del siglo XXI.
Visión de futuro.
Una visión del futuro mediato desde la revolución biotecnológica actual conduce a resaltar, como mínimo, tres aspectos:
a) La secuenciación humana masiva.
Los primeros equipos para la secuenciación de los genomas en unas pocas horas y a un costo accesible  ya se están comercializando. La posibilidad de que cada uno de nosotros pueda tener el análisis de su genoma periódicamente constituye un punto de partida y de inflexión ligado al conocimiento del genoma de 7000 millones de seres humanos y por ende al inicio de la era de una medicina personalizada genético-molecular. Basta decir que unas 6000 enfermedades conocidas son producto de un único gen dañado. Estamos hablando ni más ni menos de un diagnóstico a nivel genético-molecular, terapias a nivel molecular y en disminuir en forma drástica los gastos en la salud mundial producto de tratamientos prolongados y costosos de enfermedades crónicas terminales. Esto permitirá una considerable disminución en los gastos destinados a la salud mundial y un volumen de recursos económicos liberados suficientemente importantes para ser utilizados por los estados en la generación-provisión de alimentos para los millones de habitantes de la tierra sin capacidad de adquirir alimento alguno.
b) El combate del hambre en el mundo.
La capacidad de la biotecnología para producir más y mejores alimentos está ampliamente demostrada. A la revolución productiva de los transgénicos, le podemos agregar la posibilidad producir carne en birreactores en cualquier lugar del planeta o la de aprovechar al máximo la biotecnología de microalgas. A modo de ejemplo, la microalga spirulina (contiene un 70% de proteínas, calcio, fósforo y vitaminas) constituye un alimento anti-desnutricional completo, cultivable en piletones, sobre tierras no aptas para cultivo. Solo tres gramos de spirulina por día pueden evitar la desnutrición en un niño.
A la potencialidad de la biotecnología para producir alimentos se le integrarán los recursos económicos estatales  provenientes de la drástica disminución en los gastos destinados a la salud mundial debido al diagnóstico precoz y a la medicina genético-molecular derivada se la secuenciación humana masiva. Con la firme convicción de todos la biotecnología podrá con el hambre del mundo.
c) La biofábrica transgénica ecológica.
La biotecnología plantea una nueva forma de producir, sin la utilización de combustibles fósiles ni humeantes chimeneas. A modo de ejemplo, cultivos de microalgas modificadas genéticamente, utilizando energía solar y el dióxido de carbono del aire o el carbono contenido en aguas residuales, se convierten en biofábricas transgénicas con procesos catalizados por enzimas. Biofábricas transgénicas generadas con los 65 millones de genes conocidos y la ingeniería genética para obtener biodiésel, hormonas de crecimiento, ácidos grasos omega 3, nanotubos de carbono, proteínas, fármacos,  biopetróleo, albúmina humana a partir de arroz transgénico, etc.
Una fabricación no contaminante y orientada a la producción industrial con residuo cero.
En un planeta en el cual la economía ortodoxa no tiene un plan A, hace agua por todos lados y no puede dar respuestas reales a las necesidades  socioeconómicas  crecientes, sólo nos  queda  un plan B. Es tiempo de  bioeconomía,  biotecnolología y  biofábricas transgénicas.


Alberto Luis D'Andrea. Revista AGROPOST, número 124. CPIA. Marzo 2013.

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