viernes, 11 de agosto de 2017

Globalizar el conocimiento tecnológico.

La desaceleración global del crecimiento económico-comercial y un creciente giro hacia el populismo y nacionalismo a nivel mundial está anunciando el fin de la economía globalizada. Tal vez muchos comiencen a reflexionar sobre el hecho de que no todo  es economía de mercado y globalización, existe otro camino orientado hacia  el incremento de la productividad sustentado en las innovaciones provenientes de las tecnologías con crecimiento exponencial. Estamos en un planeta sacudido por mutaciones tecnológicas formidables y a la vez por grandes desórdenes económicos y el incremento de peligros ecológicos. Es hora que las leyes de mercado sean reemplazadas por las leyes de la naturaleza y sus aplicaciones tecnológicas. Es así como de la biotecnología y de la nanotecnología, ciencias-tecnologías integradas capaces de transformar la naturaleza, surgen la bioeconomía y la nanoeconomía. Economías orientadas en generar, en tiempo y forma, los recursos necesarios para dar respuestas a las crecientes necesidades humanas primarias, generando trabajo “in situ” y atendiendo las necesidades de la mayor cantidad de población posible[1]. Para que lo expuesto, no sea solo una expresión de deseo, es necesario el atesoramiento del conocimiento científico-tecnológico de vanguardia por una legión de innovadores con capacidad de aplicar las tecnologías convenientes en pos de solucionar las problemáticas locales y avanzar, desde allí, hacia las generales. La nueva economía o economía de las tecnologías se centra en la revolución que implica apropiarse del saber. Ha llegado la hora de globalizar el conocimiento tecnológico.  


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