sábado, 5 de diciembre de 2015

La cumbre ambiental y la nueva economía.

En París están reunidos dirigentes de todo el mundo para intentar un acuerdo global contra el cambio climático. La meta es evitar un calentamiento promedio de la tierra por encima de 2 grados comparado con la época preindustrial (en el 2015 ya está superando un grado). Esto implica, como mínimo, mejorar la eficiencia energética y reemplazar en los próximos 35 años el 100% de los combustibles fósiles por energías renovables. Todo un giro en la economía global con una inversión necesaria estimada en 450.000 millones de dólares. El compromiso también implica un dificultoso monitoreo y verificación de las metas propuestas por cada país, muchas veces incumplidas o con informes alejados de la realidad (ver el artículo "¿Si lo hacemos nosotros?“). El reemplazo de los combustibles fósiles y la mejora de la eficiencia energética requieren el desarrollo de tecnologías capaces de trasformar la naturaleza para poder brindar las soluciones adecuadas en tiempo y forma. Es así como  podemos observar un crecimiento sostenido de la biotecnología y la nanotecnología con un rol protagónico indiscutible e insustituible para dar respuestas a la problemática  del siglo. La nueva economía o “economía de la tecnología” centrada en las crecientes innovaciones tecnológicas y su productividad irá reemplazando gradualmente a la “economía del mercado y de la globalización”  en crisis creciente y sin rumbo ético definido. 



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